La cirugía mexicana en los siglos XVI y XVII / Francisco Fernández del Castillo.

Franisco Fernández del Castillo

Date:: [1936?]

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Credit: La cirugía mexicana en los siglos XVI y XVII / Francisco Fernández del Castillo. Source: Wellcome Collection.

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cienda los matan... e conviene que se provea e remedie, e proveyéndolo dije¬ ron, que ordenaban e mandaban, e ordenaron e mandaron que ninguna persona que no sea médico' e cirujao examiado e tenga título, no sea osado de curar de medicina e cirugía so pena de sesenta pesos oro”. A pesar de todo, entre todos los que ejercían, sólo dos cirujanos presen¬ taron título, uno de ellos fué Maestre Diego Pedraza y el otro Juan de Améz- quita, que vino con la expedición de Páníilo de Narváez y de quien refiere Bernal Díaz del Castillo, que el capitán mandó llamar a su zurujano para que ls curara de “un ojo que se le había quebrado”, y más adelante al refe¬ rirse el dicho Bernal a los días que siguieron a la caída de Tenoxtitlán y pri¬ sión de Cuachtómoc.. ‘‘pues un zurujano que, se llamaba Maestre Juan que curaba algunas malas heridas y se igualaba por la cura a excesivos precios. Los intereses creados son difíciles de tocar, y aunque deba ser primero el intQrés público, no falta quienes invoquen un derecho: el deriecho de los ignorantes a dejarse explotar. El caso de Alonso Guisado es interesante pues se ha repetido con frecuencia después de cuatro siglos. Solicitó al Ayunta¬ miento curar sin presentar título ni examinarse alegando que había ejercido en estas condiciones durante quince años- Discutida en el cabildo su petición, los regidores Diego Hernández y Pedro Sámano opinaron que se le autoriza¬ ra a ‘‘que cure enfermedades de la natura de los hombres y de llagas porque en esta tierra hay pocos cirujanos y él hace buenas curas, Francisco de San¬ ta Cruz y Jerónimo López opinaron ‘‘que no teniendo título y no estando au¬ torizado no debía curar; y otros votaron en fin, que se dejara en libertad a los vecinos que quisieran ocuparlo. Esto pasó en 1531- En 1931 se hubiera anunciado en un rótulo con gran¬ des Ptras que dijera: Dr. Alonso Guisado- E. L. X. de México, Especialista en Sífilis y Blenorragia, y luego con letras muy pequeñas: Ejerce sin título legalmente reconocido; aclaración que ya en 1936 sería sustituida por la de Título registrado con el número N. * * * La época de desorden pasaba, se fundaban Hospitales, se empezaba la gé¬ nesis de las futuras industrias, la cultura del Renacimiento se arraigaba en México mezclándose con los restos de las culturas primitivas; los Matienzo y Delgadillo, Peralmindes Chirinos, Muño de Guzmán y demás bribones enri¬ quecidos a expensas de sangre y sudor inocentemente derramados, eran sus¬ tituidos oor Antonio de Mendoza y Luis de Velaseo. Se traía la imíprenta; en Tlalteiolco se fundaba por Bernardino Sahagún el Colegio de Santa Cruz donde a los indios se les enseñaba la llave mágica de la expresión que consti¬ tuye el alfabeto, se le abrían los grandes horizontes encerrados en las pági¬ nas de un libro, se les perfeccionaba en el latín, el lenguaje necesario en aque¬ lla época para distinguir al hombre culto del que no conocía más allá de su persona y la rutina de su oficio; se recogían las tradiciones de los antiguos médicos Indígenas y se establecía una escuela de medicina para los naturales S'e fundaba la Universidad. México entraba a la cultura occidental- En medio de esa Génesis, de la cual se tienen pocos ejemplos en la His¬ toria Universal, los primeros cirujanos, verdaderos cirujanos empiezan a apa recer. Es preciso estudiar a los hombres; las influencias y fuentes de conoci¬ mientos; las técnicas usadas por ellos aprovechando esos conocimientos y los recuerdos que nos dejaron.