Tratado completo de patología interna: sacado de las obras de Monneret y Fleury, Andral, J.P. Frank, José Frank, Pinel, Chomel, Boisseau, Bouillaud, Gendrin, Hufeland, Roche y Sanson, Valleix, Requin, Piorry, y otros muchos autores : como tambien de los principales diccionarios de medicina y de las colecciones periódicas (Volume 4).
- Date:
- 1844-50
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Credit: Tratado completo de patología interna: sacado de las obras de Monneret y Fleury, Andral, J.P. Frank, José Frank, Pinel, Chomel, Boisseau, Bouillaud, Gendrin, Hufeland, Roche y Sanson, Valleix, Requin, Piorry, y otros muchos autores : como tambien de los principales diccionarios de medicina y de las colecciones periódicas (Volume 4). Source: Wellcome Collection.
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![co que en su historia se encuentra de positivo. El espasmo de la aorta se anuncia generalmen- te por una pulsación mas ó menos enérgica, liste fenómeno puede existir en el cayado de la aorta, en su porción pectoral ó en la abdo- minal. Laennec, fundándose en una observa- ción que refiere, dice que los latidos arteriales se sienten mas fácilmente en el abdomen, cuan- do hay cierta cantidad de gas contenida en los intestinos y el estómago. La persona atacada de esta afección nerviosa percibe la pulsación sin necesidad de aplicar los dedos sobre el tra- yecto del vaso. Esta sensación , que no es mas que la exageración funcional de las ramas del gran simpático que se distribuyen en la arte- ria , viene á ser para los hipocondriacos un nuevo motivo de inquietud y tristeza, sobre el cual está constantemente fija su atención. Las mujeres histéricas , que son las mas espuestas á estos latidos , los presentan en alto grado ha- cia las regiones epigástrica ó umbilical, ya por- que favorezca su transmisión la distensión ga- seosa del tubo intestinal, ya porque el padeci- miento general de todo el sistema nervioso se sienta con mas fuerza en las arterias del vien- tre y de las visceras abdominales. »En la aorta ventral es donde se observan especialmente estos latidos , que hacen creer que existe un aneurisma del tronco celiaco ó de la misma aorta. «He visto muchas ve- ces, dice Laennec, cometer este error, que se hace mucho mas difícil de evitar en ciertos casos, en que una considerable cantidad de ga- ses encerrados en el arco del colon ó el duo- deno simula el tumor aneurismático, al mismo tiempo que la arteria simula por su acción enérgica las pulsaciones.» Mas adelante añade este autor: «He visto tumores abdominales de- bidos á esta causa, que han persistido meses enteros y desaparecido mas adelante (loe. ctí., aff. nerv. des art.).» »Los latidos que tienen su asiento en la aorta ascendente van casi siempre acompaña- dos de cierta dificultad en la respiración ; pero sobre todo de ansiedad y tendencia á las lipo- timias. Laennec dice, que puede conocerse esta afección en que los latidos que se oyen por en- cima de la parte media del esternón son mas fuertes y sonoros que los que se perciben en la región del corazón : la región del esternón re- suena como en el estado natural. Por el con- trario, si la enfermedad ocupa la porción des- cendente de la aorta, son mas intensos los la- tidos del corazón en la espalda, cerca de la columna y á la izquierda, que en la región pre- cordial. «En esta última son las mas veces en- teramente naturales respecto del impulso y del ruido, mientras que en la espalda los hace pa- recer mucho mas fuertes el ruido del distóle arterial, que se confunde con el de los ventrí- culos; por el contrario , el ruido de la aurícula es mas débil que en la parte anterior» {loco ututo). »E1 ruido de fuelle es otro síntoma de la afección espasmódica de la aorta. Cuando se manifiesta en la parte ventra]^ de esta arteria, rara vez deja de ir acompañado simultánea- mente de un desorden marcado de las funcio- nes del sistema nervioso, de agitación, de an- siedad , de lipotimias y de una aceleración no- table del pulso. »Ksta historia incompleta de las lesiones di- námicas de la aorta reclama nuevas investiga- ciones; la dirección que han empezado á dar á esta parte de la ciencia los últimos trabajos de anatomía patológica, hace esperar que no tarde en llenarse esta laguna.» (Mon. y Fl., Com- pendüim , t. I, pág. 199.) ARTICULO II. De fa aortitis. »Desígnase con este nombre la inflamación de la aorta, ya afecte una parte, ó ya la tota- lidad de las membranas de la arteria. Su his- toria corresponde á la medicina propiamente dicha, en razón de la influencia inmediata que ejercen sobre ella las enfermedades del cora- zón. En efecto , seria muy difícil comprender bien la etiología, y sobre todo el diagnóstico de las afecciones cardiacas , si al estudiarlas se prescindiese de las enfermedades de la aorta. «Alteraciones patológicas de la aor- titis aguda y crónicv. — Rubicundez de la aorta.—Ya hemos visto al hablar de la arte- ritis cuan numerosas eran las investigaciones y las discusiones relativas á la naturaleza de la coloración roja de la membrana interna de las arterias. No hay necesidad de repetir aqui lo que entonces manifestamos ; nos contentare- mos con recordar la forma y el asiento de las coloraciones de la aorta. Siéndonos imposible hablar solamente de la rubicundez causada por la aortitis , y trazar de un modo exacto los ca- racteres en que se conoce la que es de natura- leza inflamatoria , nos vemos obligados á des- cribir las coloraciones aórticas tales como se presentan. »La rubicundez aórtica ofrece varios mati- ces; ya una rubicundez muy viva y escarlata, ya un rojo subido, violado y casi negruzco. Entre estos dos estreñios se encuentran colo- raciones intermedias : cuando el color os poco pronunciado , deja apareeer el tinte amarillo de la membrana fibrosa , y se asemeja al que re- sultaría estendiendo un poco de sangre en la superficie del vaso; en algunas ocasiones está difundida uniformemente la rubicundez sobre la aorta , y aun se propaga basta los ramos gruesos , ó bien va disminuyendo de intensi- dad. También se la vé distribuida por capas, con los bordos cortados de un modo irregular, ó en forma de fagüas que ocupan todo el cilindro de la arteria , y están separabas p>>r porciones de membrana mas ó menos blancas. A veces , en medio de una porción muy fuertemente teñida de rojo, exi.ste un espacio exactamente cir- cunscrito, blanquecino, y que tiene el mismo •*• --V ; e](https://iiif.wellcomecollection.org/image/b21119594_0010.jp2/full/800%2C/0/default.jpg)