Tratado completo de patología interna: sacado de las obras de Monneret y Fleury, Andral, J.P. Frank, José Frank, Pinel, Chomel, Boisseau, Bouillaud, Gendrin, Hufeland, Roche y Sanson, Valleix, Requin, Piorry, y otros muchos autores : como tambien de los principales diccionarios de medicina y de las colecciones periódicas (Volume 4).
- Date:
- 1844-50
Licence: Public Domain Mark
Credit: Tratado completo de patología interna: sacado de las obras de Monneret y Fleury, Andral, J.P. Frank, José Frank, Pinel, Chomel, Boisseau, Bouillaud, Gendrin, Hufeland, Roche y Sanson, Valleix, Requin, Piorry, y otros muchos autores : como tambien de los principales diccionarios de medicina y de las colecciones periódicas (Volume 4). Source: Wellcome Collection.
Provider: This material has been provided by the National Library of Medicine (U.S.), through the Medical Heritage Library. The original may be consulted at the National Library of Medicine (U.S.)
21/472
![simple dilatación aneurismática de todas las tú- nicas de una arteria. Casi todos los aneurismas de la porción ascendente de la aorta y del ca- yado , se han formado en su origen por sim- ple dilatación; pero frecuentemente terminan por la rotura de la túnica interna, y toman des- de entonces los caracteres del aneurisma falso. El tumor afecta generalmente las partes ante- riores ó laterales del vaso; rara vez compren - de una porción de las regiones posteriores. A veces suele adquirir un volumen igual al de un fetode todo tiempo (Laennec, loe. cit., p. 691). íieneralmente se dirige hacia el lado del pecho. Cuando se halla en el origen de la aorta , y se rompen las túnicas interna y media, no dá lu- gar á un aneurisma falso , sobrepuesto á otro verdadero , como sucedería en cualquiera otra región , sino á un grave derrame de sangre en la cavidad del pericardio. En efecto , en este lugar se halla desprovista la aorta de membra- na celulosa: el pericardio suple á esta cubierta; pero siendo menos estensible que ella, se rom- pe en vez de dilatarse. Sucede á veces, aunque no constantemente, que se forman concrecio- nes fibrinosas en la cavidad vascular que re- sulta de un aneurisma verdadero. Generalmen- te se reúnen en masas, se adhieren por un pe- dículo, y casi nunca se estienden en forma de falsas membranas, á no ser muy considerable la dilatación aneurismática. En efecto , enton- ces es ancha la abertura del saco, y la sangre circula con fuerza á cada diástole arterial; no presenta la membrana interna ninguna des- igualdad que pueda detener á la fibrina, la cual por consiguiente se deposita formando capas. Cuando se halla debilitada la circulación por una causa cualquiera , se estanca mas fácil- mente la sangre en la cavidad aneurismática; se solidifica y adhiere á las paredes por peque- ñas superficies, y aun por verdaderos pedícu- los. El aneurisma verdadero es mucho mas raro que el falso , y aun que la simple dilata- ción. »Aneurisma falso, procedente del desgarra- miento ó de la ulceración de las túnicas interna y media de la aorta. — Nichols (Phyl. trans., v. XXXV, p. 443), ha demostrado, con esperi- mentos hechos en la Sociedad real de Londres, que cuando se desgarra lastúuicasinternay me- dia de una arteria , y se inyecta con fuerza eu este vaso una porción de agua ó deaire, se dis- tiende la membrana esterna, y forma un pe- queño saco. Del mismo modo, cuando las tú- nicas interna y media han sido perforadas por una úlcera ó por una dislaceracion , la sangre, en virtud de la presión lateral que ejerce sobre las paredes del vaso, levanta gradualmente la membrana esterna , y la distiende en forma de saco. Por lo demás, esta nueva cavidad comu- nica con el conducto arterial , cuyo calibre no está aumentado, por una abertura estrecha, que ofrece el aspecto de un verdadero cuello de botella. A medida que se aumenta la espan- sion aneurismática, se va ensanchando sucesi- TOMO IV. vamente la cubierta celulosa , que es la única que se opone á una hemorragia grave; pero acaba al fin por romperse, y desde entonces las partes inmediatas contribuyen á la forma- ción del saco. Estas partes, por su contigüidad con el vaso afecto , han sufrido cierto engrosa- miento, y contraído algunas adherencias, lo cual las hace aptas para llenar sus nuevas fun- ciones. Una vez establecido el saco aneuris- mático que resulta de la desgarradura de las túnicas arteriahs, no presenta ninguna señal de la membrana media , ni de la interna ; pero su superficie interior está sumamente rugosa y desigual, por la presencia de una linfa coagu- lada , que se deposita irregularmente en ella á consecuencia de un trabajo fiegmásico. Ade- mas, en esta cara del saco se ven con frecuen- cia capas fibrinosas, que provienen evidente- mente de la sangre que circula en el tumor. »La perforación de las túnicas interna y media de la arteria no dá lugar necesariamen- te al aneurisma que acabamos de describir. Laennec (loe. cil., pág. 696 y sig.) observó el caso siguiente, que podría motivar la admi- sión de una nueva forma de aneurisma, que en su opinión pudiera designarse con la denomi- nación de aneurisma disecante : «la aorta des- cendente, á cerca de dos pulgadas de su orí- gen, presentaba interiormente una hendidura trasversal, que ocupaba las dos terceras par- tes de su contorno cilindrico, interesando sola- mente su membrana interna y fibrinosa. Los bordes de esta división estaban adelgazados, desiguales , y como desgarrados en varios si- tios. La membrana celular estaba sana y des- prendida de la fibrinosa desde dicha hendidura hasta el origen de las ilíacas primitivas, de mo- do que á primera vista se hubiera podido creer que la cavidad de la aorta estaba dividida por un tabique medio. El desprendimiento no era completo, y solo ocupaba las dos terceras par- tes ó la mitad de la superficie del cilindro arte- rial, aunque daba vuelta en varios parages al- rededor del mismo; correspondía á la parte pos- terior; se estendía algunas líneas sobre el tron- co celiaco y las ilíacas primitivas, donde era completo, y en su parte superior]subía hasta la corvadura del cayado de la aorta. Este des- prendimiento formaba una especie de saco oblongo , cuyas paredes presentaban un color encarnado violáceo muy intenso, que no se po- día quitar con el escalpelo. En ciertas regiones no existia este color, ó era menos subido, y en algunos puntos se notaban varias chapas de un tejido análogo al de los fibro-cartílagos (rudi- mentos de incrustaciones óseas), enclavadas en la túnica fibrinosa, que contrastaban por su blan- cura con el rojo subido de las paredes del saco á que se adherían. »Este saco estaba lleno de coágulos de san- gre y de concreciones fibrinosas polipiformes, que casi todas tenían un color gris violado , al- guna semitrasparencía, y una consistencia muy tenaz.... Eq algunos puntos estaban dispuestas](https://iiif.wellcomecollection.org/image/b21119594_0021.jp2/full/800%2C/0/default.jpg)